
Me encontraba en mi primera semana de prácticas de
Taller 3, sentía nervios, ansiedad y tenía muchas expectativas. Nuestra
profesora del taller nos había recomendado que comencemos a hablar con las
docentes de la sala acerca de las secuencias didácticas que íbamos a llevar a
cabo.
Estábamos cerca del 12 de Octubre y para esa fecha
la escuela iba a realizar una muestra, a la cual iban a asistir las familias de
la Institución. Una de las maestras me dijo que podía realizar una secuencia al
respecto para que los/as chicos/as expusieran ese día y por eso comencé a
buscar actividades relacionadas con la fecha. Como todos saben ese día busca
promover una reflexión permanente acerca de la historia y encaminar el diálogo
para una diversidad cultural, como también la promoción de los Derechos Humanos
de nuestros pueblos originarios.
A los pocos días llevé todas mis ideas escritas,
esperando consejos, modificaciones, pero me encontré con una respuesta por
parte de una de las maestras que iba totalmente en dirección opuesta a mis
propuestas:
-“Qué pinten un indio”- Me dijo

Yo no le respondí nada.
Simplemente me quedé asombrada y confundida. En el siguiente encuentro del
taller hablé con mi profesora, le conté lo que había sucedido y decidimos hablar
con las maestras y decirles que no iba a ser la efeméride la temática de mis
secuencias.
Ahora, reflexionando, considero
que se pretendía transmitir un mensaje errado en la muestra, según el Diseño
curricular, que sobre entiendo todas las docentes deberíamos utilizarlo y
conocerlo, propone tomar esta fecha para indagar con los chicos aspectos de la
vida cotidiana del pasado y del presente, cosas que aún sigan manteniéndose,
costumbres, entre otras; Con el fin de modificar las visiones “estereotipadas” que los/as niños/as
tienen acerca de los pueblos indígenas, y su maestra, que debería saberlo,
pretendía dejar de lado todo tipo de propuesta enriquecedora y centrarse en
algo totalmente errado, estereotipado y no sólo eso, sino que también utilizó
un término que no corresponde: “indio”, Ese término fue establecido ya que
Colón con su viaje a América pensó que iba a llegar a Inidia y por eso nombró
de esa forma a los habitantes de los pueblos originarios que encontró en su
camino, pero en realidad el término correcto es “indígena”, que según el
diccionario de la Real Academia Española hace referencia a “el que es natural del país, provincia, o lugar de que se trata”.
Además yo me pregunto, esa
docente no se cuestionó si esa imagen que pretendía que los chicos pinten ¿representaba
a toda la población de ese entonces?, ¿no realiza una generalización?, ¿no
sería más enriquecedor comparar las vestimentas de ese momento con las de ahora
o investigar acerca de lo que usan actualmente?, ¿la actividad tenía algún carácter
pedagógico?, ¿iba a tener algún significado para esos niños realizar esa
tarea?. Es responsabilidad nuestra y del jardín garantizar la apertura de otras
miradas, ofreciendo propuestas de enseñanza que amplíen y enriquezcan los
saberes que traen los niños acerca de estos pueblos originarios.
La actividad propuesta por la
docente era desvalorizante para estos pueblos que conmemoramos, utilizaba una
visión completamente estereotipada y carecía de sentido. Eso se transmite a
esos niños en la escuela, un mensaje errado y no solo a ellos sino a la
comunidad que asiste y que ve esa muestra (hablo en presente porque dudo que se
haya modificado algo hoy en día). Y ahí comprendo, que nosotras como docentes,
tenemos en nuestras manos algo valioso e importante, que es la posibilidad de
transmitir ideales y saberes, a nuestros alumnos y a sus familias, lo cual
puede ser enriquecedor o un gran error. Es importante recordar que somos los
responsables de ayudar a los/as niños/as a reconocer y valorar la diversidad,
pero para eso, debemos hacerlo primero nosotros mismos.
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